La familia frente el diagnóstico de una enfermedad.

Llevo tiempo reflexionando como abordar esta temática con la que todos en algún momento de nuestra vida nos encontramos.  A nivel personal la he tenido presente y a nivel profesional constantemente se me plantea.

¿Cómo influye en la dinámica familiar la llegada de la enfermedad de uno de sus miembros? Son muchas las personas que llegan a despacho con sentimientos encontrados en torno a esta cuestión y respecto a cómo se posicionó cada integrante de la familia: el hijo, el hermano, el padre, la madre, el cónyuge, el amigo,…La situación puede fortalecer vínculos o tensar más aquellos más desgastados.

Cuando en una cita médica hay un diagnóstico, la enfermedad pasa a convertirse, de algún modo, en un miembro más del sistema familiar. Hace unos meses, una mujer en tratamiento oncológico, relataba cómo su hijo adolescente decidió marcharse temporalmente de casa porque no podía manejar emocionalmente la convalecencia de su madre; su marido intentaba minimizar el proceso que estaban atravesando debido al intenso miedo a la pérdida; y ella, exhausta, ocultaba su malestar y forzaba su cuerpo más allá de lo recomendable, con un claro perjuicio para su recuperación.

¿Qué estaba ocurriendo?

Cada uno estaba hablando con este “nuevo integrante de la familia”, la enfermedad, de forma aislada.

Cuando un miembro de la familia recibe un diagnóstico, resulta fundamental  generar un espacio de diálogo conjunto. Este espacio contribuye a aliviar tensiones, permite expresar miedos y dudas propios del momento y facilita una comprensión compartida de lo que está ocurriendo. Atender a las fantasías de los más pequeños con información clara y adecuada es esencial. Lo ideal es que este diálogo pueda incluir al médico especialista, quien aportará información objetiva y reducirá las interpretaciones erróneas que nacen del miedo.

La apertura emocional y la comunicación previenen el retraimiento y el aislamiento, dos respuestas frecuentes cuando las familias intentan gestionar la incertidumbre por separado, reduce la impotencia de no saber cómo actuar o no poder hacer nada. Cuando las cuatro “patas” —paciente, familia, equipo de salud y enfermedad— están presentes en el proceso, la “mesa” se sostiene con mayor solidez, y se facilita transitar la incertidumbre de manera más acompañada y menos angustiante.

Es importante evitar que la enfermedad se convierta en un tabú o un secreto. Poder hablar de ella en familia favorece la cohesión, reduce la carga emocional individual y mejora el afrontamiento colectivo.

Te dejo enlaces de interés que pueden ayudarte en el proceso, cuando la enfermedad deje secuelas a largo plazo. No dudes contactar con la unidad de trabajo social del hospital o tu Centro de Servicios Sociales de referencia para que te orienten y asesoren.

- Guía práctica dependencia de Comunidad de Madrid https://www.comunidad.madrid/servicios/servicios-sociales/dependencia

- Reconocimiento de discapacidad Comunidad de Madrid

https://sede.comunidad.madrid/autorizaciones-licencias-permisos-carnes/reconocimiento-grado-discapacidad

- Instrucciones previas Comunidad de Madrid. Expresa la conformidad de una persona en relación a la asistencia sanitaria, cuando esta no pueda expresar su voluntad, fundamentalmente en el final de su vida.

https://www.comunidad.madrid/servicios/salud/instrucciones-previas

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Comentarios

Susana Perez
hace 2 días

Muy interesante aportación Que importante que la enfermedad no sea un tabú y que la familia tenga apoyo por parte de los profesionales de la sanidad.